domingo, 4 de agosto de 2013

Don Chepe le compró un helado de carrera. Julito se puso feliz, una sonrisa inmensa atravesaba todo su rostro. Once de la mañana, el calor era intenso, la gente iba y venía sin voltear a ver a Julito que con cara de inocencia ofrecía sus servicios de lustre. Julito cumplía diez años hoy, nadie lo sabía, no hubo piñata, pastel ni sorpresas, solo trabajo. Doña Tere le regalo un chuchito y un vaso de atol para que almorzara. Julito volvió a sonreír. Tres de la tarde, por fin un señor le pide sus servicios a Julito que amablemente lo atiende. Seis de la tarde y Julito regresa a casa con un poco de dinero. Su papá no lo recibe con regalos, abrazos y besos, sino con un golpe en la cabeza. Julito no llevaba mucho dinero. Diez de la noche, Julito duerme en su cama que es un pedazo de cartón, sueña y es libre.

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